lunes, 26 de noviembre de 2012

EL PERSONAJE: TONY LEBLANC

Hay actores a los que el público guarda un cariño especial. No siempre son los que más funciones y películas han realizado o mayor número de premios aglutinado. Me da la sensación de que pesa más el carisma, la sinceridad y, sobre todo, la capacidad de provocar nostalgia. Supongo que con Tony Leblanc, fallecido el pasado sábado a los 90 años, ocurría eso. Cuando alguien deja de salir en televisión parece que desaparezca; sin embargo, si rascamos un poco en la memoria colectiva imperfecta y caprichosa, es fácil encontrar momentos divertidos, genuinos y meritorios de ese personaje.
Según cuentan los periódicos en sus obituarios, Leblanc dedicó casi 80 años de su vida a hacer reír, generosa ocupación. Galán cómico, lo llaman. Y relacionan su nombre con los de Concha Velasco, Lina Morgan, José Luis López Vázquez... Gente que, como él, quizás no tuvieron la suerte de disfrutar de un cine español tan prestigioso y elaborado como el actual, pero que han acompañado a nuestros padres y abuelos (también a nosotros, ¿por qué no?), han formado parte de sus vidas. Con sus frases ñoñas y sus canciones y bandas sonoras casi ridículas, sí; pero también con sus historias divertidas y reconfortantes en tiempos revueltos.
Tras casi dos décadas alejado de los escenarios a raíz de un grave accidente, regresó al cine de la mano de Santiago Segura, otro de esos cómicos no siempre comprendidos. Sus últimas actuaciones sirvieron para enseñarnos que el gran talento no está reñido con los pequeños papeles y que, con esfuerzo, es fácil alcanzar el éxito artístico; lo difícil es llegar a los corazones de los espectadores. Y en eso Tony fue todo un campeón.

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