miércoles, 19 de septiembre de 2012

EL PERSONAJE: SANTIAGO CARRILLO

Como ocurriera con la de Manuel Fraga, la muerte del histórico dirigente del Partido Comunista Español Santiago Carrillo ha vuelto a dividir a los ciudadanos de un país que no terminar de curar las heridas del pasado. Fallecido ayer a los 97 años, era una figura controvertida, con tantos detractores que no olvidaban ni perdonaban como seguidores que le respetaban y le tenían como referente.
Es imposible hacer un perfil de Carrillo sin hablar de guerra civil, exilio, clandestinidad, pactos y democracia. Sí, guste o no, fue uno de los padres de nuestro actual sistema. En el asalto al Congreso de los Diputados durante el golpe de estado de febrero de 1981, el entonces Presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, el Vicepresidente, Gutierrez Mellado, y Carrillo fueron los únicos que se mantuvieron en su escaño, desobediendo las ordenes de Antonio Tejero y sus hombres; un gesto que bien podría simbolizar su carrera política: resistencia y arrojo.  Sin embargo, su hoja de servicios también esconde párrafos confusos y oscuros, como la famosa matanza de Paracuellos, y desde la propia izquierda hay quien llegó a cuestionar su coherencia ideológica en su defensa de la reconciliación nacional tras la dictadura franquista.
Los periódicos españoles, al recordar hoy su figura, ponen la lupa en sus "proezas" o en sus "atrocidades"; depende de la lente ideológica con la que se mire. Especialmente curioso resulta el caso de La Razón, rotativo que no ha considerado el deceso de Carrillo lo suficientemente relevante como para guardarle un espacio en su portada. A cualquier cosa se le llama periodismo.      
Enormemente lúcido y audaz hasta el final, debe haberse marchado con cierta sensación de derrota por no haber podido vencer al capitalismo. Algunos cronistas destacan que, con Carrillo, ahora sí termina el siglo XX y una forma de hacer política. Seguro que él les respondería que todavía queda mucho por hacer.

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