El otro día pude ver con gran tristeza para mí, cómo se despedía Buenafuente de su última aventura televisiva en Antena 3 (el Andreu es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra…). Su ¿nuevo? proyecto Buenas Noches y Buenafuente (conste que a mí me encanta, pero sus detractores lo han machacado por su falta de originalidad), sólo ha durado siete programas, pero durante su última emisión, el cómico catalán mantuvo una interesante charla con Santiago Segura en la que se trataron algunos temas que me llevaron a pensar que la tele ya no es lo que era. Una teoría que paso a explicar a continuación:
La tele ya no es lo que era porque, con las audiencias tan repartidas entre los infinitos canales de la TDT (T5 y La 1 lideraron el mes de abril con un 13% de share cuando hace poco más de cuatro años estaban por encima del 20% de cuota de pantalla), la publicidad ya no es suficiente para rentabilizar la inversión en los productos televisivos de las mismas. Por eso duran tan poco programas como el de Buenafuente, porque al día siguiente la audiencia se queda por debajo de las expectativas creadas, el directivo de turno sólo ve un producto defectuoso que no genera beneficios y, por tanto, hay que desecharlo.
Sólo hay un par de excepciones que confirman mi regla de que “La tele ya no es lo que era” y en ambos están presentes el factor RETRANSMISIÓN EN DIRECTO: las galas/reality shows (tipo Gran Hermano), y sobre todo, los eventos deportivos como la Eurocopa o los Juegos Olímpicos de este verano en el que la televisión volverá por sus fueros reuniendo a las familias frente a la pequeña pantalla y cosechando audiencias millonarias. Son los últimos coletazos de un modelo de televisión que se acaba. Llegará el momento en que pagaremos por ver estos acontecimientos, ahora gratuitos amparados en el interés general. Tiempo al tiempo. Todo está cambiando y la tele ya no es lo que era (ni lo que será).
La tele ya no es lo que era porque sus protagonistas son tremendamente “infieles” y van saltando de una cadena a otra como quien se cambia de chaqueta: Matías “peroestoquées” Prats de TVE a A3; Matías “tercerageneración” Prats junior de VEO7 a T5 ¡vaya salto!; Pablo “memoloamímismo” Motos de Cuatro a A3; Pedro “Hermanomayor” García de Cuatro a La Sexta…¡ah, no! que al final se quedó… Sólo unos irreductibles como Ana “peloperfecto” Blanco y Jordi “foreveryoung” Hurtado se resisten a ponerle los cuernos a su cadena televisiva.
A Buenafuente le ha pasado igual pero al cuadrado, porque después de serle infiel a A3 con La Sexta, decidió darle una nueva oportunidad a su primer amor televisivo nacional volviendo a la cadena de San Sebastián de los Reyes. ¿El motivo? Algunos podrán pensar que donde hubo fuego todavía quedan brasas, pero no. La razón es mucho menos romántica y me da pie para otro argumento de mi tesis de hoy:
La tele ya no es lo que era porque las cadenas se fusionan unas con otras y el espectador se marea con las “sinergias empresariales” (vamos, que se ayudan unas a otras), algo que entienden los jerifaltes de sus despachos pero que a nosotros desde nuestras casas se nos hace raro. Porque no me digáis que os parece normal que como Tele 5 ha “comprado” Cuatro (sí vale, es Mediaset la que copra y tal, pero ya me entendéis…), en el informativo de Los Manolos (Cuatro), te promocionen y anuncien el partido de fútbol que van a hacer en Tele 5 esa misma noche. Es como si la megafonía del Carrefour te dijera: “Ding, dong, ding…Señores clientes les informamos que en la sección de charcutería de Mercadona tienen la mortadela de Popeye de oferta”.
Pues no sé a vosotros, pero no me parece normal. Como tampoco era normal que Buenafuente volviera a A3 después de haberla criticado duramente tras su primera etapa allí por el maltrato horario que sufría su programa en la parrilla. Lo lógico es que los canales se hagan la puñeta unos a otros, aunque sin llegar a los niveles de A3 y T5 con el baile de días de Gran Hermano y El Número 1, que al final vuelven locos a los sufridos espectadores. Sinergias entre cadenas, oferta, sufridos espectadores…nuevos conceptos que refuerzan mi teoría de que:
La tele ya no es lo que era porque es imposible asumir el volumen de productos televisivos que se ofrecen hoy en día a través de la pequeña pantalla. La última sintonización del TDT de mi casa encontró 55 canales diferentes, que tras la criba pertinente por la que no pasaron ni los canales de teletienda (¿alguien los ve?), ni los de tarot (¿eso no estaba prohibido?), ni los de HD (mi tele es jurásica) se quedaron en 28. ¡¡28 canales!! Y sólo vemos la tele unas dos o tres horas diarias. Si sólo con hacer un par de rondas de zapping para ver lo que emiten se te consume gran parte de tu “momento tele” del día. Al final solo “zappeas” por los primeros canales de tu mando y te quedas con la sensación de que alguna peli/serie/documental/deporte interesante te estás perdiendo en alguno de los canales desterrados más allá del número 10. Pero esto va a cambiar debido a que:
La tele ya no es lo que era porque ahora el espectador quiere mandar y no está dispuesto a que sean los programadores los que decidan lo que tienen que ver. Con las nuevas tecnologías, los consumidores utilizan el televisor no solo para sintonizar canales sino para ver contenidos elegidos por ellos mismos y que pueden encontrar bien en Internet o bien en sus dispositivos multimedia. ¡Qué hoy estoy de buen humor y me apetece reír, pero en las tele solo hacen fútbol, pelis de refrito y realities! Pues nada, conecto el portátil a la tele y me pongo a ver desde Youtube vídeos recopilatorios del genial APM de TV3, o ver cuatro capítulos en streaming de mi serie favorita sin tener que esperar siete días para averiguar cómo acaba una trama.
A Buenafuente le ha pasado igual pero al cuadrado, porque después de serle infiel a A3 con La Sexta, decidió darle una nueva oportunidad a su primer amor televisivo nacional volviendo a la cadena de San Sebastián de los Reyes. ¿El motivo? Algunos podrán pensar que donde hubo fuego todavía quedan brasas, pero no. La razón es mucho menos romántica y me da pie para otro argumento de mi tesis de hoy:
La tele ya no es lo que era porque las cadenas se fusionan unas con otras y el espectador se marea con las “sinergias empresariales” (vamos, que se ayudan unas a otras), algo que entienden los jerifaltes de sus despachos pero que a nosotros desde nuestras casas se nos hace raro. Porque no me digáis que os parece normal que como Tele 5 ha “comprado” Cuatro (sí vale, es Mediaset la que copra y tal, pero ya me entendéis…), en el informativo de Los Manolos (Cuatro), te promocionen y anuncien el partido de fútbol que van a hacer en Tele 5 esa misma noche. Es como si la megafonía del Carrefour te dijera: “Ding, dong, ding…Señores clientes les informamos que en la sección de charcutería de Mercadona tienen la mortadela de Popeye de oferta”.
Pues no sé a vosotros, pero no me parece normal. Como tampoco era normal que Buenafuente volviera a A3 después de haberla criticado duramente tras su primera etapa allí por el maltrato horario que sufría su programa en la parrilla. Lo lógico es que los canales se hagan la puñeta unos a otros, aunque sin llegar a los niveles de A3 y T5 con el baile de días de Gran Hermano y El Número 1, que al final vuelven locos a los sufridos espectadores. Sinergias entre cadenas, oferta, sufridos espectadores…nuevos conceptos que refuerzan mi teoría de que:
La tele ya no es lo que era porque es imposible asumir el volumen de productos televisivos que se ofrecen hoy en día a través de la pequeña pantalla. La última sintonización del TDT de mi casa encontró 55 canales diferentes, que tras la criba pertinente por la que no pasaron ni los canales de teletienda (¿alguien los ve?), ni los de tarot (¿eso no estaba prohibido?), ni los de HD (mi tele es jurásica) se quedaron en 28. ¡¡28 canales!! Y sólo vemos la tele unas dos o tres horas diarias. Si sólo con hacer un par de rondas de zapping para ver lo que emiten se te consume gran parte de tu “momento tele” del día. Al final solo “zappeas” por los primeros canales de tu mando y te quedas con la sensación de que alguna peli/serie/documental/deporte interesante te estás perdiendo en alguno de los canales desterrados más allá del número 10. Pero esto va a cambiar debido a que:
Los que mandan ya se han dado cuenta de eso y, cada vez más, ponen a disposición de los espectadores, contenidos (actuales o de temporadas anteriores) en sus páginas webs, dando pasos agigantados hacia la llamada “televisión a la carta”; esto es: “sólo tengo un rato para ver la tele, yo elijo lo que quiero ver”.
Se aventuró hace años ONO con su Ojo (creo que no ha triunfado mucho), lo disfrutan ahora los abonados de Canal + gracias a Yomvi, las televisiones generalistas cada vez suben más productos a sus webs corporativas y surgen plataformas como Youzee, donde puedes ver pelis y series pagando una mensualidad o como un alquiler de videoclub por internet. Esta sí que es, en mi opinión, la televisión del futuro. Dejará de ser gratuita, al menos una parte de ella, pero el espectador a cambio de una cantidad X (ahí es donde reside la gran incógnita que determinará su éxito o su fracaso), podrá elegir SIEMPRE lo que quiera consumir. Y todo esto como consecuencia de que:
La tele ya no es lo que era porque, con las audiencias tan repartidas entre los infinitos canales de la TDT (T5 y La 1 lideraron el mes de abril con un 13% de share cuando hace poco más de cuatro años estaban por encima del 20% de cuota de pantalla), la publicidad ya no es suficiente para rentabilizar la inversión en los productos televisivos de las mismas. Por eso duran tan poco programas como el de Buenafuente, porque al día siguiente la audiencia se queda por debajo de las expectativas creadas, el directivo de turno sólo ve un producto defectuoso que no genera beneficios y, por tanto, hay que desecharlo.
JOSEVI SÁNCHEZ
- Periodista -
1 comentario:
A mí también me gustaba el programa de Buenafuente. Me daba penita verle cómo se despedía. Pero espero que vuelva pronto.
Y más canales disponibles significa, de ningún modo, más calidad. Como bien dices, la mayoría solo nos preocupamos de los que van del 1 al 10 de nuestro mando.
Un abrazo
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