"Nadie tiene patente de corso para ponerse demasiado chulito. La prepotencia
como tarjeta de visita está a la orden del día, y, sinceramente, provoca cierta
nausea. Ser muy rico, muy guapo o muy poderoso suele ir unido a ser un perfecto
gilipollas y lo peor es que muchas personas se prestan al halago y servilismo
ante esos seres.
No, por higiene mental hay que mantener la dignidad. Y ser digno es no
prestarse a ser ni bastón ni escalón ni sombra de nadie".
GELES HORNEDO
- Periodista -
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