ESCARLATA O’HARA (Vivien Leigh, mejor actriz 1939)
Vanidosa, manipuladora, envidiosa, malcriada, pero también luchadora. La protagonista de la epopéyica Lo que el viento se llevó es uno de los grandes mitos femeninos de la historia del cine. Un papel que marcó la carrera de la británica Vivien Leigh, quien siempre prefirió el teatro a la gran pantalla. Clarke Gable no tuvo tanta suerte y su galán Rhett Butler, que ha enamorado a mujeres de todas las generaciones, se quedó sin premio al mejor actor (ganó Robert Donat por Adiós, Mr. Chips). Una lástima.
Esta súperproducción obtuvo ocho estatuillas de 13 nominaciones, incluyendo mejor película, director (Victor Fleming), y secundaria (Hattie Mcdaniel, primera actriz negra galardonada).
Vivien Leigh consiguió un segundo Óscar en 1951 por Un tranvía llamado deseo.
Judy Garland tenía 16 años cuando se dejó poner coletas y ese vestido azul para, acompañada por su perro Totó, un hombre de hojalata, un espantapájaros y un león cobarde, dirigirse a Ciudad Esmeralda en busca del misterioso Mago de Oz. Aunque el papel estuvo a punto de caer en manos de Shirley Temple y otras muchas actrices han dado vida posteriormente a la niña de Kansas, nadie le ha sabido imprimir la ingenuidad y dulzura de Garland, quien popularizó el tema Over the rainbow (Óscar a la mejor canción). Con el paso de los años, la pequeña Dorothy se ha convertido en icono entre la comunidad gay norteamericana.
El Mago de Oz ganó dos premios de cinco candidaturas (sin contar el de la actriz, que era especial).
Tras este reconocimiento, la madre de Liza Minelli volvería a ser nominada por Ha nacido una estrella (1955), y como secundaria por ¿Vencedores o vencidos? (1962).
El protagonista del western Sólo ante el peligro es un sheriff valiente, justo y con un sentido del honor que le obliga a elegir, a rebajarse y, en último término, a arriesgar todo lo que tiene, sin que nadie le ayude, sin huir. Se diferencia de otros justicieros del Oeste por su racionalidad y su capacidad para reconocer sus temores, sin que ello evite que cumpla con sus obligaciones "a la hora señalada".
Sólo ante el peligro se hizo con 4 de los 7 premios de la Academia a los que aspiraba (actor, banda sonora original, canción original y montaje).
Anteriormente, Cooper se había alzado con el Óscar como actor principal por Sargento York (1941) y, en 1960, recibió otro de carácter honorífico por sus aportaciones a la industria del cine. Además, fue finalista en tres ocasiones más (El secreto de vivir, El orgullo de los yankis y Por quién doblan las campanas).
Ejemplo de honestidad e integridad, este abogado sureño al servicio de las causas perdidas creado por la escritora estadounidense Nelle Harper Lee en su novela Matar a un ruiseñor (1960), reconocida con el premio Pulitzer, fue elegido por el American Film Institute como mejor héroe del cine, por delante de Indiana Jones, James Bond, Rick Blaine y Willi Kane, quizá por esa mezcla de hombre elegante y defensor de la libertad y la justicia social. Finch caló tan hondo en Peck, que en adelante dedicó enormes esfuerzos a labores humanitarias (recibió el Premio Jean Hersholt en 1967).
Matar a un ruiseñor obtuvo 3 estatuillas de 8 nominaciones (actor, guión adaptado y dirección artística en blanco y negro).
Por su parte, Peck fue candidato al Óscar en otras cuatro ocasiones: Las llaves del reino (1944), El despertar (1946), La barrera invisible (1947) y Almas en la hoguera (1949). En cambio, la Academia no valoró sus impecables actuaciones en Moby Dick y Vacaciones en Roma.
Cantarina, cariñosa, comprensiva, pero firme... Vamos, la niñera perfecta para unos niños de una familia londinense de clase alta, un tanto descuidados por unos padres cargados de obligaciones "de mayores". Mary Poppins con sus soluciones mágicas, con un "poquito de azúcar" y su paraguas volador nos recuerda a todos qué es lo que de verdad tiene valor. Las actrices Bette David y Angela Lansbury optaron al papel, aunque finalmente se llevó el gato al agua Julie Andrews, quien por entonces era casi una desconocida. De hecho, a pesar de encabezar el reparto del musical My fair lady en el teatro, ese mismo año el director George Cukor la rechazó para la versión cinematográfica y, en su lugar eligió a la afamada Audrey Hepburn, quien, al final, ni siquiera fue nominada al Óscar. Andrews se vengó de Cukor al dedicarle su estatuilla como flamante niñera supercaligrafilístico espialidosa.
La película Mary Poppins aspiraba a 13 premios de la Academia y se tuvo que conformar con 5 (actriz, montaje, canción original, banda sonora y efectos especiales). Andrews volvería a ser candidata al Óscar en dos ocasiones más: por Sonrisas y lágrimas (1965) y ¿Víctor o Victoria? (1982).
VITO CORLEONE (Marlon Brando, mejor actor 1972, y Robert De Niro, mejor actor de reparto 1974)
Padre tierno y, al mismo tiempo, capo de la mafia siciliana, manipulador, violento y rudo. Y, lo más importante, Corleone es el único personaje que ha permitido que dos actores sean acreedores de un Óscar. Marlon Brando lo encarnó en su etapa madura en la primera parte de la trilogía El Padrino; premio que, por cierto, no quiso recoger en persona y, en su lugar, envió a una presunta india como protesta contra las violaciones de los derechos civiles de los aborígenes norteamericanos. Y digo presunta porque, después, se descubrió que la muchacha en cuestión era actriz. En El Padrino. Segunda parte, Robert De Niro representó sus años de juventud.
Brando ganó otro premio de la Academia por La ley del silencio (1954) y optó a otros seis (por Un tranvía llamado Deseo, ¡Viva Zapata!, Julio César, Sayonara, El último tango en París y Una árida estación blanca). De Niro también tiene otro por su boxeador en Toro Salvaje (1980) y cuatro nominaciones más por Taxi Driver, El cazador, Despertares y El cabo del miedo).
El Padrino obtuvo tres de once opciones y su secuela, seis de otras once. Ambas fueron designadas mejor película.
Con unos padres como Vincente Minnelli y la actriz Judy Garland, Liza lo tenía fácil para triunfar. Y Cabaret fue su gran oportunidad para demostrar que, además de cuna, le sobra talento. De hecho, antes ya había sido nominada al premio de la Academia por su participación en El cuco estéril (1969). Y aunque, después, su presencia ha sido discreta en el cine, sigue siendo considerada como una de las mejores artistas vivas norteamericanas (y de las pocas con Óscar, Emmy, Grammy y Tony).
Pero a lo que vamos: la pizpireta Sally Bowles enamoró al espectador con su frescura irreverente y su valentía sobre el escenario y también entre las bambalinas del Kit Kat Club en el convulso Berlín de los años 30. Quizás Sally no hubiera calado tan hondo sin el encanto de esa actriz fea-guapa y, fundamentalmente, sin esos números musicales con el sello inconfundible de Bob Fosse. Por cierto, Julie Andrews aspiró al papel.
La película arrasó en los Óscars de su edición, obteniendo ocho (director, actriz, actor de reparto, fotografía, banda sonora adaptada, montaje, sonido y dirección artística). El Padrino evitó que hiciera pleno al ganar en las categorías de guión adaptado y pelicula.
En 2003 el American Film Institute incluyó a esta enfermera cruel de Alguien voló sobre el nido del cuco en su lista de los personajes más crueles de la historia del cine. En concreto, ocupaba el quinto puesto, sólo superada por Hannibal Leckter, Norman Bates, Darth Vade y la malvada bruja del Este de El mago de Oz.
Y no es para menos, porque esta enfermera jefe del hospital psiquiátrico donde está ingresado el presunto enfermo mental interpretado por el impecable Jack Nicholson es autoritaria, poco compasiva, violenta y vengativa. Una joyita.
Alguien voló sobre el nido del cuco, basada en la novela homónima de Ken Kesey, ganó los cinco grandes premios en la ceremonia correspondiente a 1975 (película, director, actor, actriz y guión adaptado), y aspiraba a cuatro categorías más. Para Fletcher fue su única presencia en los Óscars.
Precisamente, Douglas fue el productor de Alguien voló sobre el nido del cuco. Pero su reconocimiento como actor llegó al meterse en la piel de este inmoral especulador sin escrúpulos sin más religión que la del dinero en Wall Street . Richard Gere y Warren Beatty estuvieron a punto de encarnar a este broker odioso.
El pasado año, Douglas intentó repetir el éxito con una secuela descafeinada y totalmente prescindible.
Salvo la distinción del protagonista, la cinta dirigida por Oliver Stone fue completamente ignorada por la Academia.
Otro personaje inmoral al que es inevitable coger cariño. Oda Mae es una falsa pitonisa que se gana la vida simulando que contacta con seres del más allá, hasta que, para su sorpresa, el espíritu de un hombre interpretado por Patrick Swayze recurrirá a ella para que le ayude a salvar la vida de su esposa. Divertida, estridente y sensible, sin duda sin ella la romántica Ghost no sería tan redonda.
Antes, Golberg fue nominada como protagonista por El color púrpura (1985), de Steven Spielberg.
Ghost sumó un segundo Óscar por su guión original y luchó en tres disciplinas más (película, montaje y banda sonora).
HANNIBAL LECTER (Anthony Hopkins, mejor actor 1991)
HANNIBAL LECTER (Anthony Hopkins, mejor actor 1991)
Como decía unas líneas más arriba, Lecter fue elegido por el AFI como el mejor villano del séptimo arte. Este duro papel de caníbal inquietante de El silencio de los corderos fue rechazado por Gene Hackman, Warren Beatty y Jack Nicholson, entre otros, lo cual nos permitió descubrir a uno de los actores más sólidos de finales de siglo XX. De hecho, volvería a optar al Óscar tres veces por Lo que queda del día (1993), Nixon (1995), y como secundario por Amistad (1997).
El silencio de los corderos fue distinguida como mejor producción, dirección (J. Demme), actor, actriz (magistral Jodie Foster) y guión adaptado. Sólo dejó escapar los premios a montaje y sonido.
“Tonto es el que dice tonterías", sentenciaba acertadamente el protagonista de la película del mismo nombre. Este personaje con un cierto retraso psíquico y motriz, pero sobrado de voluntad, supuso la consagración definitiva de Tom Hanks como actor dramático, tras el Óscar del año anterior por su abogado homosexual en Philadelphia. A través de Forrest el espectador inicia un viaje por algunos de los acontecimientos clave de la política estadounidense del siglo XX. Se trata de un personaje que inspira ternura por su ingenuidad y admiración por su capacidad de superación, a pesar del tono demasiado conservador del film.
Forrest Gump materializó seis de las trece estatuillas por las que competía (incluyendo película, director y guión adaptado). Por su parte, Hanks ha aspirado a otros tres premios, por Big (1988), Salvad al soldado Ryan (1998) y Náufrago (2000).
Basinger es un buen ejemplo de intérprete con una carrera irregular a la que, de repente, le sonríe la fortuna. Y la Academia, de vez en cuando, disfruta “redimiendo" a esos actores hasta entonces desenfocados (para muchos, la actuación más lograda de la buena de Kim había sido su aparición en el anuncio de Freixenet). Lo hizo con Sandra Bullock, Halle Berry, Reese Witherspoon... Quizá eso le da emoción al asunto y la versión cinematográfica del sueño americano se puede traducir en que personas como Jennifer Aniston, Ben Stiller o Aston Kutchner aspiren a levantar una figura dorada algún día.
En cualquier caso, Basinger bordó a esta inquietante mujer fatal con aires a Verónica Lake y sensual de los pies a la cabeza en la interesante L.A. Confidential. Pero, como dice el refrán, “una y no más, Santo Tomás", y después de esta sorpresa agradable, la trayectoria de la sex symbol de los 80 volvió a ser tan floja como de costumbre.
L.A. Confidential ganó dos premios (actriz de reparto y guión adaptado), de sus nueve candidaturas.
El western moderno No es país para viejos se hizo con cuatro Óscar en la gala de 2007 (pelicula, dirección, guión adaptado y actor de reparto) y aspiraba a otros cuatro. Pero, no obstante, el carisma de esta producción radica en uno de esos malos magistrales. Este asesino a sueldo sin límites, interpretado por Javier Bardem, forma ya parte del imaginario colectivo, y no sólo por ese corte de pelo imposible. Su crueldad y su curioso modus operandi harían tambalearse los cimientos de ese ranking de villanos al que varias veces he hecho referencia anteriormente si se revisara.
Bardem no sólo marco un hito al ser el primer actor español oscarizado, sino que además ha sido nominado en dos ocasiones más: por Antes que anochezca (2000) y Biutiful (2010), empatando con su esposa, Penélope Cruz.
JOKER (Heath Ledger, mejor actor de reparto 2008)
En El caballero oscuro, Ledger se enfrentaba al reto de revisar a un personaje antes vinculado a Jack Nicholson e le imprimió un tono desquiciado y oscuro que le valió el respeto de la industria. Ahora bien: ¿habría obtenido el Óscar si no hubiese fallecido en trágicas circunstancias meses antes? Eso nunca lo sabremos. En cualquier caso y como punto a favor, debemos recordar que el actor ya aspiró al premio como protagonista de la controvertida Brokeback Mountain (2005).
El caballero oscuro también venció en el apartado de sonido, pero fue derrotada en otras seis categorías.
Los que se quedaron sin Óscar: James Bond (varios), Gilda (Rita Hayworth), Indiana Jones (Harrison Ford), Superman (Christopher Reeves), Drácula (Christopher Lee), Norman Bates (Anthony Perkins), Eduardo Manostijeras (Johnny Depp), Bitelchús (Michael Keaton), Teniente Ripley (Sigourneay Weaber), Gollum (Andy Serkis), Ace Ventura (Jim Carrey), Amélie (Audrey Tautou), Frodo Bolsón (Elijah Wood)...
Y los nominados: Rick Blaine (Humphrey Bogart, 1943), Holly Golightly (Audrey Herpburn, 1961), Irma la dulce (Shirley MacLaine, 1963), Rocky (Sylvester Stallone, 1976), Tony Manero (Fiebre del sábado noche, 1977), Thelma y Louise (Susan Sarandon y Geena Davis, 1991), Bridget Jones (Renée Zellweger, 2001), Jack Sparrow (Johnny Depp, 2003), Raimunda (Penélope Cruz, 2006), Juno (Ellen Page, 2007)...
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