Hace unas horas se apagaba la voz de una de las grandes del rhythm & blues: Etta James. Tenía 73 años. Quizá su nombre no os suene. En Estados Unidos alcanzó la fama en los años 50 gracias a temas como The Wallflower, At Last o I just want to make love to you (archiconocida gracias a aquel anuncio noventero en el que un grupo de oficinistas hacían un descanso a las 11:30 en punto para ver cómo un obrero de la construcción con torso perfecto y sudado se refrescaba con una Coca-Cola Light).
Comenzó su carrera, como tantos colegas de la época, cantando gospel en una iglesia de su barrio. Etta, cuyo verdadero nombre era Jamessetta Hawkins, dotaba a sus interpretaciones de emoción, dulzura, sensualidad y elegancia. Su vida no fue fácil (como tantas otras tantas estrellas, tuvo que luchar contra su adicción a las drogas), pero su talento inconmensurable la convirtieron en referente de las generaciones posteriores de cantantes femeninas.
Comenzó su carrera, como tantos colegas de la época, cantando gospel en una iglesia de su barrio. Etta, cuyo verdadero nombre era Jamessetta Hawkins, dotaba a sus interpretaciones de emoción, dulzura, sensualidad y elegancia. Su vida no fue fácil (como tantas otras tantas estrellas, tuvo que luchar contra su adicción a las drogas), pero su talento inconmensurable la convirtieron en referente de las generaciones posteriores de cantantes femeninas.
Yo la descubrí recientemente gracias a mi amiga Verónica Rodríguez, colaboradora de este blog, que llevaba puesta su música en la radio del coche el pasado verano. Un consejo: nunca es tarde para dejarse seducir por Etta James. Para abrir boca, os presento mi tema favorito: Something's got a hold on me. Fuerza, ritmo y alma.
1 comentario:
Nunca es tarde para escuchar una buena canción. Gracias!!! Feliz sábado
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