Septiembre marca el inicio del curso político, de la temporada televisiva, de la vuelta al cole... En muchos aspectos, supone el comienzo de una nueva etapa. Por lo tanto, es el momento oportuno para plantearse buenos propósitos y afrontar cambios drásticos (lo mismo sucede a principios de enero). Y así lo hacemos. Dejar de fumar, practicar yoga, apuntarse a un curso de fotografía... Cualquier proyecto vale porque nos creemos capaces de todo.
Sin embargo, está comprobado que, en la mayoría de los casos, toda esa energía inicial va menguando hasta que acabamos fracasando en nuestro objetivo. No penséis que soy pesimista. Os voy a demostrar mi teoría con ejemplos con los que, seguramente, os sentiréis identificados.
¿Quién no ha intentado aprender inglés con un cursillo tipo “Follow me”? Sabes que los idiomas son casi imprescindibles para encontrar trabajo. Entonces, piensas: “tengo que dominar la lengua de Shakespeare en diez lecciones. ¡No puede ser tan difícil!". Y vas y te compras un fascículo de esos de “ya en tu quiosco por sólo 3,95 euros la primera entrega”, (pero a 7,95 el resto). La primera tarde lo coges con muchas ganas, pero no pasas de: “Hello, my name is David”, ”What’s your name?”. Se te olvida comprarte el segundo número y piensas: “¿para qué me voy a comprar el tercero? Ya aprenderé inglés más adelante”.
Aún así, hay que reconocer que el mundo de las colecciones por entregas es apasionante. Si tienes paciencia, dinero y espacio, puedes convertir tu casa en una especie de museo con los objetos más pintorescos: muñecas de porcelana, dedales, maquetas de aviones de combate, tapetes de ganchillo... Pero, ¿conocéis a alguien que haya completado alguna colección?
Todo el mundo tiene alma de artista. Un día visitas una exposición de Velázquez y descubres que has nacido para pintar. Te compras la maleta de pintor, los óleos, la paleta, el aguarrás y cuatro lienzos de dos metros. Te planteas hacer tu propia versión de Las Meninas, pero acabas dibujando una maceta de tu madre. Y, como era previsible, te cansas y lo dejas.
¿Y qué pasa con las dietas? Todas las empezamos "mañana" y la mayoría se dejan a medias. Mi madre dice que soy el rey de las dietas, porque cada lunes empiezo una diferente. El problema es que aguanto hasta el miércoles, como mucho. Y con los deportes ocurre exactamente lo mismo. Un buen día del mes de abril, al salir de la ducha, te miras al espejo y ves un enorme flotador, y piensas: “de aquí a junio me tengo que poner como un vigilante de la playa". Durante una semana haces 25 abdominales al día (aunque te habías propuesto cien), te apuntas al gimnasio, sales todas las mañanas a correr e incluso te compras una bicicleta estática. A la semana, las agujetas no te dejan vivir, decides tomarte un respiro y la bicicleta acaba en el balcón parando polvo. Y como dicen los gallegos: "nunca mais".
¿Y quién no ha intentado aprender a tocar un instrumento musical? La flauta, el organillo, la zambomba... ¡todo vale! Pero la estrella es la guitarra. Pides con insistencia que te regalen una y, cuando la tienes, te das cuenta de que te falta mucho para parecerte a Santana, te desilusionas y la guardas en el armario empotrado. Sólo la sacas cuando viene de visita el típico amigo que sí sabe tocar la guitarra, pero nunca saca tiempo para enseñarte a ti.
¿Y quién no ha intentado aprender a tocar un instrumento musical? La flauta, el organillo, la zambomba... ¡todo vale! Pero la estrella es la guitarra. Pides con insistencia que te regalen una y, cuando la tienes, te das cuenta de que te falta mucho para parecerte a Santana, te desilusionas y la guardas en el armario empotrado. Sólo la sacas cuando viene de visita el típico amigo que sí sabe tocar la guitarra, pero nunca saca tiempo para enseñarte a ti.
En cuanto a los puzzles, la pregunta no es quién ha dejado un puzzle a medias, sino: ¿quién ha conseguido terminar uno? Porque como, además, somos más chulos que nadie, no nos conformamos con hacerlo de 500 piezas, no señor; nos ponemos a montar uno de 5000. Después de estar dos horas separando minúsculas piezas por formas, tamaños y colores, colocas 25 y te aburres. Probablemente no vuelves a acordarte del puzzle.
Y con los crucigramas pasa lo mismo, en cuanto no sabes dos respuestas buscas las soluciones; eso sí, con mucho disimulo para que nadie se de cuenta.
Y con los crucigramas pasa lo mismo, en cuanto no sabes dos respuestas buscas las soluciones; eso sí, con mucho disimulo para que nadie se de cuenta.
Hay muchas cosas más que se comienzan con ganas pero que dejamos a medias: escribir nuestro diario, una colección de sellos, leer el Quijote...
¿Os he convencido? ¿Qué propósitos os habéis hecho para esta nueva temporada? Yo de momento retomaré mis estudios de inglés. Y, después, me volveré a plantear lo de la guitarra, y lo de la dieta y...
2 comentarios:
Según tu, septiembre es el mes de los nuevos propósitos, y la verdad es que tienes toda la razón M.J.
yo me he marcado como objetivo retomar tu blog, a ver lo que dura ;p
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