Aunque lo que a mi me gusta de verdad es hablar de seres humanos, lo que voy a hacer en esta nueva entrega de Damas y Caballeros es una especie de combinación; al menos, eso es lo que me he propuesto y espero conseguir. En esta ocasión, no voy a dedicar este espacio a una sola dama; ni siquiera a varias. Voy a hablar de princesas de la televisión, de la serie del momento: Pequeñas Mentirosas; en su país de origen Pretty little liars.
Pequeñas Mentirosas es, para mí, una de las sorpresas del año. En EE.UU, cómo no, ya son un éxito tanto la serie como las novelas escritas por la autora Sara Shepard, artífice de este fenómeno.
No sé qué tienen las series juveniles estadounidenses que captan la atención de millones de personas en todo el mundo. Innumerables son los casos de producciones dedicadas a este importante y fiel grupo de espectadores con audiencias desorbitadas. Bueno, para ser sincero, sí sé cuál es su secreto. Todas tienen algo en común: un buen guión, un magnífico casting y la producción. Tres pilares básicos y fundamentales.
En el caso que hoy nos ocupa, el de Pequeñas Mentirosas, este patrón se cumple a la perfección. El guión es fresco, dinámico, sorprendente, a veces, superficial. Pero, ¿cómo es posible que una serie que dista tanto de nuestras vidas con personajes muchas veces alejados de nuestro propio yo tenga tanto éxito? ¿No es cierto que muchos expertos y críticos de televisión dicen que uno de los motivos del masivo seguimiento de las productos dedicados al público adolescente es porque los jóvenes se sienten reflejados con alguno de los protagonistas? Yo no creo que éste sea el truco para acertar con la ficción televisiva. El éxito radica en el buen hacer que tiene el país de origen de dichas series, que suele ser el de siempre, Estados Unidos. Allí saben perfectamente lo que la sociedad pide o intuyen, casi siempre acertadamente, lo que puede funcionar.
Me cansa ver series juveniles españolas que dicen reflejar a la mayoría de adolescentes, poniéndoles como ejemplo un sin parar de drogas, sexo e insultos. No, señores, no. Los jóvenes no son así, y si lo fueran, no hace falta “reflejar” esa presunta realidad. La tele es de “mentira”, es espectáculo, es creadora de sueños. Podemos adornar mediante la ficción lo que no nos gusta de nuestro día a día o de nuestra propia realidad social, si es que éste fuera el caso, y así ayudar a construir un mundo mejor.
El argumento de Pequeñas Mentirosas se basa en el supuesto crimen de una de las cinco chicas protagonistas, Alison DiLaurentis, personaje interpretado por Sasha Pieterse; una historia que dista bastante de lo normal y cotidiano entre los jóvenes de hoy, y funciona.
Las actrices que interpretan los personajes de Spencer, Aria, Emily y Hanna son espectaculares; jamás tendrías muy claro con cuál te quedarías. Yo me debato entre Troian Bellisario (Spencer), y Ashley Benson (Hanna). Sin duda, se trata de un casting magistral; cuatro actrices cuya experiencia profesional se habrá movido entre poco y nada, pero ahí la productora de la serie ha vuelto a tener muy claro qué pide el público mundial y ha demostrado ese ojo descubridor de talentos, un ojo que muy pocos poseen y mucho dicen tener
La producción es muy buena, teniendo en cuenta que se emite en un canal por cable, ABC Family en EE.UU., y en España a través de la MTV. Los decorados están analizados y pensados hasta el más mínimo detalle, y el vestuario de las protagonistas es ilimitado; cada actriz puede aparecer con diecisiete modelitos en un mismo capítulo. Todas y cada una de ellas iguales, pero muy diferentes. Yo no he escuchado insultos, ni palabrotas, ni malos modales en el guión de esta serie y, aún así, el éxito es arrollador. Y podría poner tantos otros ejemplos de series americanas a las que les ocurre y les ha ocurrido lo mismo que no tendría espacio suficiente en la sección.
En fin, mi enhorabuena para esta serie ágil, tenaz, seductora, amable, intrigante, misteriosa, mordaz, fresca y, lo más importante, entretenida. Se pasan los cuarenta y cinco minutos de duración como si fueran quince. Y todo gracias a los guionistas, a la escritora, y sobre todo, para mí, a esas cuatro niñas rebeldes que tras ese look de actrices huecas demuestran un enorme talento (no opinarán lo mismo aquellos que miran solamente el artificio, que se erigen como apoderados de la intelectualidad y que sentencian diciendo que es una serie más de caras bonitas y de típicos tópicos). Para mí, son actrices guapas, elegantes, pizpiretas y, sobre todo, chicas con encanto, con chispa y con un poder de atracción digno de unas bellas y pequeñas mentirosas.
Estas chicas son ya grandes estrellas juveniles de la televisión. Larga vida al entretenimiento pensado, meditado, justificado y muy bien diseñado. Larga vida, pues, a Pequeñas Mentirosas y a sus excelentes jóvenes actrices. Hoy por hoy, son las grandes pequeñas damas del misterio adolescente. Me gustan, y mucho.
LÁZARO SÁNCHEZ
- Periodista -
1 comentario:
Yo también estoy súper enganchada. Unas grandes damas, sí señor.
Marta
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