jueves, 14 de octubre de 2010

EL FINAL DE LA AVENTURA

¿Tiene sentido tragarse el último capítulo de una serie de misterio de más de 70 episodios que no has visto nunca? ¿Es lógico que te enteres del argumento, que te guste e incluso te emocione? Yo lo he vivido en mis propias carnes. Anoche me quedé pegado al sofá durante casi dos horas con la despedida de El Internado, de Antena 3 TV. Y he de confesarlo: me encantó.
¿Por qué no la había visto hasta ahora? Pues básicamente porque no me había llamado la atención. Además, tenía un cierto prejuicio: me imaginaba un producto simple dedicado a mostrar musculosos torsos masculinos y jovencitas con mínimas faldas de colegialas para un público en plena adolescencia. Pero no; El Internado no es Física o química. Es cierto que sus guionistas han dedicado muchas páginas a los enredos amorosos de los alumnos y los profesores de la escuela. Sin embargo, existía una interesante trama sumergida en la que incluso estaban implicados los nazis. ¿Creíble? Dificilmente. Eso sí, es de una factura técnica y artística perfecta.
El reparto, encabezado por la veterana Amparo Baró, resulta convincente. Todos, jóvenes y mayores, lo bordan. Destacaría a dos actores que, seguro, van a dar mucho que hablar en el futuro. Ellos son Yon González, que borda el papel de chico duro con buen fondo, y Blanca Suárez, guapa, carismática y actriz con muchos registros.

Como decía, después de siete temporadas en antena, ayer El Internado cerraba sus puertas para siempre. Sin entrar en detalles, podríamos decir que el capítulo fue una mezcla de Fuga de Alcatraz, Evasión en la Granja, Los Goonies y, atención, Armagedon. Los protagonistas debían conseguir desactivar un virus mortal que afectaba a los tutores y a los 400 alumnos y, a continuación, huir de la escuela. Un ejercito les esperaba a la salida dispuesto a evitar su marcha (de acuerdo, hay algunos detalles que se me escapan). Como era de esperar, los malos infiltrados se quitaron la careta y no todos los personajes lograron escapar con vida. No digo más. Fue interesante, intenso y, aunque previsible, emocionante. Creo que los seguidores de la serie se quedaron satisfechos porque, al contrario que Lost, todas las tramas quedaron cerradas y el happy end se impuso sobre la tragedia.
Una única pega: al igual que ocurre con Águila roja o Tierra de lobos, las escenas de lucha son de risa. Me recuerdan a la aquella versión televisiva tan pop de Batman o a las pelis de Bud Spencer y Terence Hill.
Los premios Emmy reservan una categoría para el mejor capítulo del año de la televisión americana. Si en España existiera algún reconocimiento similar, sin duda habría que tener en cuenta el adiós de El Internado, una producción digna, muy por encima de otras series nacionales, que ha sabido despedirse a tiempo. Pero, ¿qué hago yo ahora que me he enganchado?

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