
Hasta ahora no había tenido oportunidad de verla (en parte por los continuos cambios de programación), y la verdad es que me ha sorprendido gratamente. A pesar de contar con un reparto prácticamente desconocido (o quizás precisamente por eso), las tramas resultan creíbles y atractivas. Se reflejan conflictos juveniles relacionados con el acoso escolar, los complejos físicos o la inadaptación social o familiar; lo típico, sí. Pero no estamos ante Al salir de clase ni Física o química, mucho más frívolas y exageradas. La Pecera de Eva compensa sus limitados recursos técnicos con un lenguaje narrativo original, intercalando las vivencias de los diferentes personajes y empleando saltos de tiempo más que justificados. Sin embargo, su mayor virtud radica en el valor que se le da al diálogo; los actores conversan tranquilamente y el espectador observa las distintas terapias de un modo sosegado. Cada uno de los "pacientes" se desnuda a su ritmo ante la psicóloga sesión a sesión. Es fácil sentirse identificado con algunos de ellos porque, al fin y al cabo, todos hemos sido jóvenes.
En resumen: si algún día os encontráis con Eva y su pecera en la televisión, dadles una oportunidad. Porque siempre viene bien recordar que todos, adolescentes y adultos, tenemos nuestros particulares temores... Y, a menudo, la solución es más sencilla de lo que imaginamos.
1 comentario:
Pienso que hay demasiada oferta televisiva y eso a veces es mas pronto un inconveniente que otra cosa ya que con tantas cosas alguna se nos escapa, besitos m.j.
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