Hoy amanecíamos con una triste noticia que a muchos nos ha hecho echar la vista atrás con cierta nostalgia. Esta madrugrada fallecía Jordi Estadella, popular presentador de televisión de principios de los años 90. Si los niños de los 80 crecieron con el Un, dos, tres de Mayra Gómez Kemp, otros como yo tenemos un recuerdo más nítido de la etapa presentada por Jordi y Miriam Díaz Aroca, una entrañable pareja que nos entretenía cada viernes por la noche desde la pantalla de TVE 1. Pero, además del mítico concurso, Estadella se asomó a nuestros hogares con otros divertidos formatos como No te rías que es peor o El semáforo.
Una de las pasiones de Estadella era el mundo del doblaje. Hoy las crónicas de los diarios nos descubrían que le prestó su voz, entre otros, a Groucho Marx y a personajes de dibujos animados como el Inspector Gadget o el enemigo del koala Mofli. Los últimos años, el periodista se refugió en la radio.
Al pensar en él, me vienen a la cabeza su rostro afable y bonachón, su voz potente e impostada, su afición por la broma blanca y su rol de presentador-actor que pocos han sabido defender con su maestría. Porque Jordi Estadella era un ejemplo perfecto de equilibrio entre talento, profesionalidad y discreción. Hoy me acuerdo también de Mayra y Miriam, Elisenda Roca, Constantino Romero, Joaquín Prat, Julia Otero, Ramón García, Jesús Hermida, Joaquín Arozamena, Emilio Aragón, María Teresa Campos, Olga Viza, Lorenzo Milá y tantos otros rostros que, con su cercanía y buen hacer, me hicieron enamorarme de este medio. Algunos ya no están y otros parecen no tener cabida en la televisión actual, que prefiere tratar al espectador como un mero consumidor y no como a "uno más de la familia".
Estadella se ha marchado sin hacer ruido, pero su labor permanecerá en la memoria de los niños de los 90 y de esas personas que recuerdan con cariño aquella televisión que, todavía, tenía la deferencia de "hablar" al espectador de tú a tú.
Estadella se ha marchado sin hacer ruido, pero su labor permanecerá en la memoria de los niños de los 90 y de esas personas que recuerdan con cariño aquella televisión que, todavía, tenía la deferencia de "hablar" al espectador de tú a tú.
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