¿A VECES LA GUERRA ESTÁ JUSTIFICADA?

Desde que me enteré hace unas semanas de la concesión del Nobel de la Paz al actual Presidente de Estados Unidos, Barak Obama, he dejado de creer en estos premios. No tengo nada en contra del líder norteamericano; es más, considero que su actuación política está siendo bastante coherente con su esperanzador programa electoral. Sin embargo, en sólo nueve meses de mandato todavía no ha hecho méritos suficientes para recibir ese galardón tan importante. De hecho, no podemos olvidar que el país que gobierna esta inmerso en dos conflictos bélicos y que acaba de anunciar que enviarán más soldados a Afganistán.
Entonces, ¿por qué premian a un presidente que ni siquiera ha cumplido su primer año de manadato en la Casa Blanca? Se podría pensar que se trata de una campaña de marketing, pero eso supondría desconfiar de la independencia del Comité de Oslo. En mi opinión, es un premio a las buenas intenciones, al compromiso, y de alguna manera "obliga" a Obama a mantenerse fiel a sus promesas.

En cualquier caso, hay que reconocerle algunos aciertos en lo que a su lucha por la estabilidad mundial se refiere: el cierre de Guantánamo, la mejora de las relaciones de su país con Rusia al renunciar a la instalación del escudo antimisiles en Polonia y la República Checa, una nueva actitud ante Cuba o su voluntad de resolver mediante el diálogo la crisis del programa nuclear iraní son buena muestra de su voluntad aperturista y pacificadora. Ahora bien: ¿suficientes para el Nobel?
Hoy Obama recogía su galardón "con humildad", según sus propias palabras, siendo consciente de la controversia que ha provocado esta concesión. Por ello, ha dedicado buena parte de su discurso a justificar el uso de la guerra como vehículo hacia la paz. "Cuando el uso de la fuerza es necesario, tenemos un interés estratégico y moral en comprometernos a ciertas reglas de conducta. Incluso cuando nos enfrentamos a enemigos despiadados que no respetan reglas, creo que EEUU debe seguir siendo abanderado en la conducción de la guerra. Por eso prohibí la tortura, por eso ordené el cierre de Guantánamo y por eso he reafirmado el compromiso de EE UU con la Convención de Ginebra", ha manifestado Obama.
Como decía antes, la única forma de justificar que Barak Obama haya obtenido este reconocimiento mundial es pensar que se trata de una llamada a la acción. Y esto es algo que él también parece tener claro. "Estoy en el comienzo de mi trabajo, no en el final, y mis logros son pequeños", ha reconocido.
Esperemos que, aunque prematuro, algún día podamos pensar que el Nobel de la Paz de Barak Obama es merecido. Pero, por favor, que alguien le explique que el discurso de que el fin justica los medios no resuta demasiado alentador.