Hace unos días entré a una superficie comercial para hacer tiempo porque llegaba demasiado pronto al encuentro con una amiga. Me acerqué a la sección de literatura y pronto un libro llamó mi atención. Tenía una portada impactante. Sin embargo, lo que acabó por conquistarme fue su sinopsis. Podía parecer una historia infantil, pero en realidad era un cuento para adultos: La Mecánica del Corazón; sugerente título para uno de los grandes éxitos editoriales de Francia en los últimos meses. No me pude resistir y lo compré con mucha curiosidad. Hoy, sólo una semana después, he pasado su última página satisfecho.
Esta novela habla fundamentalmente de la fragilidad de la condición humana, pero también de la pérdida de la inocencia, del amor materno, de la pasión, de la muerte, de los sueños, del miedo... Lejos de ser un relato tradicional, el autor se empeña en sorprender al lector, en atraparlo, en hacerle cómplice de las aventuras de Jack, el protagonista, una especie de Peter Pan con un corazón-reloj frágil, que terminará creciendo y descubriendo que su vida no es como la imaginaba.
Nadie está libre de sufrir, por mucho que lo evitemos. ¿De qué sirve protegerse de los sentimientos? Para ser feliz hay que arriesgar, aunque pongamos en juego demasiadas cosas. No se puede vivir a medias.
Nadie está libre de sufrir, por mucho que lo evitemos. ¿De qué sirve protegerse de los sentimientos? Para ser feliz hay que arriesgar, aunque pongamos en juego demasiadas cosas. No se puede vivir a medias.
Concebido como un best seller, La Mecánica del Corazón es un relato de fácil lectura, entretenido y original. No obstante, también se trata de una fábula con trampas y concesiones innecesarias (como la extraña presencia de Jack, el Destripador, simbolizando los temores del personaje principal). Emociona, pero no marca; engancha, pero resulta fácil de olvidar.
Para niños grandes que siguen soñando con encontrar la lógica a los sentimientos.
"A la mañana siguiente me despierta el ruido molesto de unos martillazos. De pie sobre una silla, Madeleina clava un clavo encima de mi cama. Parece muy decidida, y un sujeta un pedazo de pizarra entre los dientes. El ruido me resulta espantosamente desagradable, como si el clavo se hundiera directamente en mi cráneo. Luego cuelga la pizarra, sobre la que se encuentra este siniestro escrito:
"A la mañana siguiente me despierta el ruido molesto de unos martillazos. De pie sobre una silla, Madeleina clava un clavo encima de mi cama. Parece muy decidida, y un sujeta un pedazo de pizarra entre los dientes. El ruido me resulta espantosamente desagradable, como si el clavo se hundiera directamente en mi cráneo. Luego cuelga la pizarra, sobre la que se encuentra este siniestro escrito:
Primero, no toques las agujas de tu corazón. Segundo, domina tu cólera. Tercero y más importante, no te enamores jamás de los jamases. Si no cumples estas normas, la gran aguja del reloj de tu corazón traspasará tu piel, tus huesos se fracturarán y la mecánica del corazón se estropeará de nuevo".
2 comentarios:
¿Quién conoce los entresijos de nuestras vísceras más emocionales? La complejidad es tal que no habría papel suficiente para hablar de ello.
Una cosa sí sé: sin amor no somos nada.
Un abrazo lleno de cariño
Esto me ha animado a comprármelo, lo ví hace unos días y como a tí la portada se me quedó fijada en el cerebro durante horas. Me pareció espectacular. Si encima hablas tan bien de él, es porque no puede ser malo. Un abrazo.
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