jueves, 8 de octubre de 2009

MARCAPÁGINAS: CASTILLOS DE CARTÓN

"Jaime y yo estábamos desnudos, y éramos culpables. Yo, al menos, me sentía culpable, tanto como cuando era pequeña y mi madre me pillaba en una mentira, hurgando en la nevera o escuchando detrás de la puerta. La culpa era fría y húmeda, el desamparo crecía como un moho invisible debajo de mi piel, ardía en mi cara, y todavía era peor, mucho peor, porque yo lo sabía, lo había calculado, cuando aún no había sucedido ya presentía que esta vez todo sería distinto, más peligroso, más grave. Por eso me obligué a mirar a Marcos, afronté la dureza de sus ojos, traté de aplacarla con una sonrisa inútil, y me sentí traidora de verdad, mala y mezquina. -Hacía mucho calor... -empecé a defenderme, sin saber muy bien por dónde iba a seguir".

Almudena Grandes crea en esta interesante novela sobre sentimientos un universo imperfecto, extraordinario, desequilibrado y tramposo. Un triángulo amoroso consentido, compartido y pactado. Una mujer y dos hombres que, a pesar de ser tres, piensan, sienten y actúan como si sólo fuesen dos. Personajes que superan traumas juntos, que luchan por triunfar y que quieren creer que serán capaces de mantener su extraña unión, sin envidias, sin miedo a ser juzgados, sin celos. El tiempo demostrará que la base de su triángulo se apoyaba en castillos de cartón.
Literatura ágil y fresca, que mezcla amargura y felicidad, desidia y entusiasmo. Y, como no, sexo, amor y desengaño. Pero el ingrediente principal, por encima de todo lo demás, es la melancolía. Para quienes luchan por vivir y sentir sin tener en cuenta los convencionalismos.

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