martes, 6 de octubre de 2009

CUMPLIR AÑOS

Nadie elige el día en que nace. Tras nueve meses de gestación, el mundo nos recibe en una fecha determinada que nos acompañará durante el resto de nuestra existencia. Ya en el paritorio la sociedad nos impone nuestra primera seña de identidad, que celebraremos cada 365 días y escribiremos en millones de formularios en el futuro.
Los primeros años son los demás, por lo general nuestros padres, quienes llevan las cuentas y festejan cada aniversario. En cambio, cumplir años puede ser divertido cuando eres un niño. Por un día, eres el protagonista: te preparan una fiesta, recibes regalos, familiares y amigos se reunen por ti.
En la adolescencia, nos gustaría acelerar el paso del tiempo, como si cumplir 18 supusiera alcanzar la libertad y ser una persona adulta. ¡Qué equivocados estamos! Y una vez pasas la barrera de los 20, todo parece transcurrir más deprisa, demasiado a veces. Intentar pararlo no tiene sentido; ya no hay marcha atrás. Y pronto añadimos una nueva palabra a nuestro vocabulario habitual: envejecer.
Hoy es mi cumpleaños. No deja de ser una fecha, un simple invento social para recordar acontecimientos y tener constacia del paso del tiempo. Pero es mi fecha, el día en que hay que sumar un número a mi documentación, a mis vivencias; el día en que mis padres recuerdan mis primeros llantos, mis primeras sonrisas, sus primeras noches en vela; el día en que mi hermana me dice que me quiere; el día en que mucha gente me demuestra su cariño, de uno u otro modo.
Al contrario de lo que pueda parecer, me encanta cumplir años y que me salgan arruguitas de expresión. Para eso estamos aquí; para expresar, para vivir...

2 comentarios:

Verónica Rodríguez dijo...

Que nunca te cambie esa sonrisa maravillosa.
Muchísimas felicidades.
Muá!!!!!!!!!!!!

Clara dijo...

me has emocionao con tu texto guapet... un beso graaaan