miércoles, 29 de julio de 2009

SIMPLES MARIONETAS

He de reconocer que no soy demasiado partidario de las cámaras ocultas ni de los "robados" (cuando la cámara graba sin que la persona que está delante de ella lo sepa). Pero, en ocasiones, estas técnicas nos permiten descubrir situaciones que, de otra manera, ignoraríamos. Anoche La 2 Noticias, el informativo más valiente y responsable de nuestra televisión, denunciaba un ejercicio de censura y coacción informativa que, como periodista, me asusta y me parece bochornosa e intolerable. Y, curiosamente, no se trataba de un hecho ocurrido en Marruecos, Cuba, Corea del Norte o Rusia.
Martes 28 de julio. El Ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho, realiza una rueda de prensa en la sede de su ministerio. Simultáneamente y en otro lugar de Madrid, Gerardo Díaz Ferrán, Presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), también comparece ante los medios y hace unas declaraciones en las que invita al gobierno y demás actores a retomar el diálogo social a partir del mes de septiembre. Acertadamente, el periodista de TVE que cubría el acto de Corbacho aprovecha para preguntarle al ministro por esta cuestión. Corbacho contesta educadamente, pero acto seguido dicho informador es increpado por su Director de Comunicación, Manel Fran i Trenchs. Con tono despótico, le echa en cara que haya efectuado la pregunta después de la rueda de prensa y sin "gestionarla" previamente con los asesores. Y, finalmente, y para nuestro estupor, advierte que se va a quejar (¿a quién?, nos gustaría saber) y amenaza abiertamente al reportero: "Voy a evitar que vengas a este Ministerio en la medida de lo posible". Sin embargo, para desgracia de Fran i Trenchs, esa vergonzosa escena fue captada por una cámara.


Como periodista que soy, quiero mostrar mi total solidaridad con este compañero que se vio amenazado e intimidado cuando simplemente estaba haciendo su trabajo. ¿Cómo puede permitirse una actitud como la de este responsable de comunicación en un estado democrático? ¿Recibirá alguna sanción ejemplarizante o todo quedará en una simple anécdota? En cualquier caso, debemos pensar que este señor no actúa así por voluntad propia, sino que cumple órdenes "de arriba".
Lamentablemente, el poder ejerce tal control sobre los medios de comunicación que éstos se convierten en meros transmisores de la información que "interesa" dar a conocer; no hay lugar para la crítica ni para las preguntas incómodas. ¿Qué queda del concepto decimonónico del periodismo como quinto poder, defensor de las causas justas y los derechos de los ciudadanos? Poco o nada.
Desde el momento en que los periódicos y las emisoras de radio y televisión son propiedad de grandes grupos empresariales con intereses comerciales muchas veces dependientes de los organismos públicos (concesiones, ayudas...), la información se convierte en un vulgar producto. ¿Denuncia social, defensa del ciudadano? No. Lo único que se les puede exigir es que sean rentables.
Si ante una pregunta desde mi punto de vista sencilla, el responsable de comunicación del Corbacho reacciona de esta manera, ¿cuántas coacciones y amenazas ignoramos? ¿Cuántos periodistas habrán perdido sus empleos o se habrán visto relegados a otros quehaceres por llamadas desde despachos ministeriales, sedes de partidos políticos y/o similares? ¿De verdad se puede informar con libertad en este país o existe más censura de la que pensamos? No olvidemos que este tipo de actitudes generan miedo, docilidad y, en último término, autocensura en el propio informador.
La realidad es así y probablemente no vaya a cambiar. Pero me gustaría vivir en una sociedad en la que los periodistas pudieran ejercer su trabajo con total libertad, sin temores ni presiones. Para eso los medios de comunicación deberían estar dirigidos por auténticos profesionales y no por empresarios. Ante el poder (de cualquier color)... ¡qué pequeños somos todos!

1 comentario:

Verónica Rodríguez dijo...

¡Vivan las preguntas incómodas!
Estoy totalmente de acuerdo contigo, David.
Me he quedado helada tras ver el vídeo. ¡Qué pena!
Un escalofrío y, después, la boca abierta al pensar en la censura silenciosa.
Seremos auténticas marionetas si si hacemos caso de este tipo de capataces de la información.
un aplauso a este post