El mundo de la cultura está de luto. Anoche fallecía en Montevideo el poeta, narrador, dramaturgo y ensayista Mario Benedetti a los 88 años de edad tras una larga enfermedad. Hoy, Uruguay llora a su escritor más internacional. Y no es para menos porque se ha extinguido uno de los mayores referentes de la literatura contemporánea.
«La poesía es el género en el que un escritor interviene más con su propia vida. Los otros géneros son de ficción, la poesía no».
Quienes lo conocieron destacan de él su timidez, su tolerancia, su alegría, su integridad y, por encima de todo, su compromiso. Nacido el 14 de septiembre de 1920 en Paso de los Toros (Uruguay), desde muy jovencito Mario se dedicó a la labor literaria, colaborando y dirigiendo distintas publicaciones. A través de la palabra escrita, primero, y del activismo político, después, dejó claro su postura comprometida con la realidad social que le rodeaba.
«Nunca fui comunista, nunca milité en partidos. Estuve algún tiempo en el Frente Amplio, pero como independiente. No sirvo para dirigente. Para un intelectual es muy duro. Me encontré hablando ante 60.000 personas haciendo planteamientos en los que no creía. Me dejaba un malestar de conciencia espantoso. Creo que puedo hacer más políticamente con lo que escribo que desde una tribuna».
Pero sus ideas progresistas le pasaron factura cuando, tras el Golpe de Estado del 27 de junio de 1973, se vio obligado a exiliarse. No regresaría a su país hasta 1985.
«Me echaban y me amenazaban de muerte. De Uruguay tuve que irme porque estaban a punto de meterme preso y torturarme. De Buenos Aires, porque una asociación profascista me puso en una lista de condenados a muerte y me dieron 48 horas para que me fuera. Me marché a Perú y me metieron preso sin que yo hubiera hecho absolutamente nada político. Me deportaron a Argentina, donde estaba amenazado de muerte. Me ofrecieron asilo en Cuba, donde dirigí un departamento de literatura en La Casa de las Américas —por primera vez me gané la vida literariamente—. Y de La Habana, a Madrid».
"Un sociólogo norteamericano dijo hace más de treinta años que la propaganda era una formidable vendedora de sueños, pero resulta que yo no quiero que me vendan sueños ajenos, si no sencillamente que se cumplan los míos".
Miembro de la llamada "Generación del 45", Benedetti deja un legado de más de 80 obras. La tregua (quizás su novela más célebre, que fue llevada al cine), Con y sin nostalgias, Montevideanos, Gracias por el fuego, Esta mañana y otros cuentos, El buzón del tiempo (a la que ya dedicamos un espacio en este blog) y La víspera indeleble son una pequeña muestra de su enorme talento.
“Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas”.
Adiós al poeta del compromiso, El exilio hecho palabra, Un escritor en busca de la utopía y el compromiso social. Con estos titulares resumen hoy la marcha de Benedetti los principales periódicos españoles. Su vinculación con nuestro país era, sin duda, estrecha. No en vano, Madrid fue una de las ciudades donde residió durante su exilio en la década de los setenta.
«Las causas en las que he creído y creo han sido derrotadas, pero yo no me siento derrotado en cuanto a mis creencias, en cuanto a mis posiciones ideológicas y seguiré luchando por ellas. Sin éxito, eso sí. Mientras pueda dormir tranquilo, no me consideraré un derrotado total».
Hoy, definitivamente, se ha ido Benedetti. Afortunadamente, queda su obra, sus pensamientos plasmados en forma de novelas, cuentos, piezas teatrales, ensayos y poesías inolvidables, y en nuestra memoria su esencia comprometida y su rostro bonachón y risueño.
"Lo cierto es que no somos dueños de este cuerpo, tan sólo lo alquilamos, hasta que llega el óbito y nos da desalojo. Y entonces ser nadie es bastante menos que ser poco".
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