domingo, 1 de marzo de 2009

MARCAPÁGINAS: UN HOMBRE EN LA OSCURIDAD

Insomnio, sentimiento de culpa, soledad, impotencia, miedo. Con todos estos ingredientes, Paul Auster "cocina" una interesante novela, situada en la Norteamérica actual. Las críticas a la Administración Bush y al conflicto de Irak se mezclan con una imaginaria nueva guerra civil que amenaza la unidad del país.
August Brill es un escritor viudo convaleciente tras un grave accidente de tráfico, que convive con su hija Miriam, separada, y su nieta, Katya, cuyo novio ha sido asesinado recientemente. Amargura y derrotismo son las constantes vitales de esa familia. Al no poder conciliar el sueño, Brill dedica las noches a "fabricar historias"; lo que sea con tal de no pensar, de no recordar.
Una de esas noches, imagina una guerra civil en los Estados Unidos y a un único hombre, Owen Brick, elegido para poner fin a ese conflicto. La manera: eliminando al ideólogo de la contienda, el propio August Brill. En ese enrevesado argumento encuentra el moribundo autor una vía de escape a sus preocupaciones y en él describe también sus frustraciones y miedos.
Auster no arriesga y presenta un argumento similar al de muchas de sus anteriores novelas: escritor enfermo que hace balance de los errores cometidos e intenta ayudar a su familia desestructurada. Es esta ocasión, además, impregna la historia de una valiente crítica política. Su lectura resulta amena, aunque se recrea demasiado en la historia de amor del protagonista en las últimas páginas.
Para seguidores incansables de Auster y de las historias protagonizadas por antihéroes.

"Brick y Flora están sentados uno junto a otro frente a un pequeño escritorio de la alcoba, los ojos fijos en al pantalla que tienen delante, demasiado asustados para dirigirse la mirada ven cómo se pulverizan sus esperanzas. Finalmente, Flora apaga el portátil y, con voz trémula, dice en un susurro:
-Supongo que estaba equivocada, ¿no?

Brick se pone de pie y empieza a deambular por la habitación.

-¿Me crees ahora?, pregunta. Ese Brill, ese puñetero August Brill... No había oído hablar de él hasta ayer. ¿Cómo podría habérmelo inventado? (...).
Se sienta al borde de la cama, abrumado por la crudeza de la situación, por la tremenda injusticia de lo que le ha sucedido. Observando a Brick con aire de preocupación, Flora va hacia él y se sienta a su lado. Lo rodea con los brazos, apoya la cabeza en su hombro, y declara:
-Tú no vas a matar a nadie".

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