lunes, 1 de septiembre de 2008

ADIÓS CON EL CORAZÓN

La semana pasada se despidió de los espectadores de TVE José Antonio Maldonado, presentador de El Tiempo en la cadena pública en los últimos 23 años. Sus últimas palabras las pronunció visiblemente emocionado y las dedicó a agradecer la confianza mostrada por compañeros, jefes y público. Sin duda, se marcha un gran comunicador que, sin hacer ruido, entraba cada noche en el hogar de millones de españoles con respeto y rigor.
El nombre de Maldonado se una así a una larga lista de periodistas que también nos han dicho adiós en los últimos meses. José Ángel de la Casa, Erquicia, Montesdeoca, García Ramos, Gasset... El Expediente de Regulación de Empleo llevado a cabo por RTVE nos privará a partir de ahora de grandes profesionales que, tanto delante como detrás de las cámaras, han desarrollado durante años una gran labor y crearon un estilo propio en el ente público. Muchos dejan su trabajo a disgusto, pero es indudable que lo hacen con una situación económica ventajosa: cobrando el 90% de su sueldo. ¿Es la edad el mejor criterio para sanear una plantilla laboral? No lo creo. Pero tampoco se me ocurre úna solución alternativa.
Nuevos profesionales llenos de ilusión, nuevas caras que pronto resultarán familiares, ocuparán los puestos de trabajo que ahora abandonan los clásicos, los maestros. Es ley de vida, como se suele decir. Aún así, es bueno recordar que para mirar al futuro siempre hay que respetar y aprender del pasado.

No quiero terminar esta columna sin dedicar unas líneas a otra periodista que en unos días también se despedirá de TVE. Su característico pelo rojo nunca le ha restado un ápice de credibilidad. Ha recorrido todo el planeta para enviar unas crónicas que deberían ser materia de estudio obligado en todas las universidades de periodismo de nuestro país. Escuchar su voz dulce y su discurso sereno en cada Telediario ha sido un auténtico privilegio. Me estoy refiriendo a Rosa María Calaf. Los que la admiramos la echaremos de menos.

"El corresponsal experto es una especie en extinción. Muchos medios están cerrando oficinas. Se limitan a enviar gente a las crisis. Un amigo dice una frase que me encanta: ya están aquí estos que saben tanto de cubrir crisis y absolutamente nada de las crisis que cubren".

"Se presupone que los países lejanos son menos importantes o interesantes. Una paradoja en un mundo donde todo está entrelazado. Desde el 11-S ha ido a peor. Esa idea de que, desde los países emergentes, sólo hay que hablar de la guerra contra el terrorismo. Mire, no. También está la guerra contra la pobreza, la injusticia, la desigualdad de la mujer, los ataques al medio ambiente. Pero eso no vende. No sé si era el director de Time Magazine o Newsweek quien decía que una portada internacional bajaba las ventas un 25%. Según las encuestas, a la gente le interesa el deporte, lo local, saber cómo hacerse rico, el tiempo, el tráfico y lo que puede hacer el sábado por la noche. Y eso se hace, primar lo banal y lo que da audiencia sobre lo importante y lo veraz. Pero no se puede jugar con el derecho a la información. Si convertimos un informativo, y más público, en algo que no informa, estamos haciendo desde los medios una sociedad de consumidores, no de ciudadanos".


"Trabajar en dictaduras es dificilísimo, porque sólo puedes enseñar lo que te dejan. Pero a veces, como en Corea del Norte, lo que te permiten mostrar es tan delirante que da la medida de la realidad. Es más complicado informar en países con democracias deficientes, como Filipinas. Ahí la autocensura puede venir no por el miedo a que te den dos tiros, sino por el halago. Eso de que, como eres amigo, no te vas a meter conmigo. Tú no eres su amigo, sino un periodista. Y tu obligación es informar".

"En la BBC aprendí que es importante crearse un estilo propio, no sólo en tus crónicas, sino en tu aspecto, para transmitir credibilidad y sentirte cómodo en esto, que más que un trabajo es una forma de vida. Como no había referentes femeninos, tuve que construirme el mío. Las feministas me criticaron, pero es una cuestión de respeto al espectador. Llongueras me ayudó. Él fue quien se inventó lo del pelo rojo y la mecha blanca que me complica tanto la vida, porque claro, a estas alturas, ya no me la puedo quitar".


Fuente: Entrevista realizada a Calaf por Luis Sánchez-Mellado para El País (01/07/2007).

1 comentario:

Verónica Rodríguez dijo...

Calaf, un auténtico referente para l@s periodistas que empezamos. Es una reportera de los pies a la roja cabellera. Me uno al homenaje.
Un besazo