¡Qué raro es encontrar hoy en día en televisión un espacio que respete al espectador! ¡Y qué extraño es también que un producto no pierda su frescura y capacidad de sorpresa después de más de dos años en antena! Pues bien, "haberlos haylos", que diría un gallego. Y Camera Café, en Tele 5, es un claro exponente de ello.
Cañizares, Antúnez, Marimar, Jesús, Julián, Nacha, Bernardo, la señora de la limpieza, Arturo Cañas, la eterna becaria... Todos ellos forman la plantilla laboral de una surrealista oficina, donde la máquina de café preside las más disparatas situaciones. El éxito del absurdo, la ternura del esperpento, una caricatura de la realidad... Con qué pocos elementos cuenta Camera Café (plató diminuto, un solo tiro de cámara...), oiga, y qué bien los sabe aprovechar.
¿Humor inteligente? ¿Qué quieren que les diga? No sé si hay que definirlo así. Cada uno se divierte con una cosa. Hay quien prefiere el humor costumbrista de Escenas de Matrimonio o el tono cañí de Los Hombres de Paco o Los Serrano. En cualquier caso, para valorar una serie no es preciso desprestigiar al resto. Pero, sin duda, yo me quedo con esos discretos oficinistas que, durante la cena, consiguen que me sienta bien. Porque, a veces, la tele nos habla de tú a tú...
Cañizares, Antúnez, Marimar, Jesús, Julián, Nacha, Bernardo, la señora de la limpieza, Arturo Cañas, la eterna becaria... Todos ellos forman la plantilla laboral de una surrealista oficina, donde la máquina de café preside las más disparatas situaciones. El éxito del absurdo, la ternura del esperpento, una caricatura de la realidad... Con qué pocos elementos cuenta Camera Café (plató diminuto, un solo tiro de cámara...), oiga, y qué bien los sabe aprovechar.
¿Humor inteligente? ¿Qué quieren que les diga? No sé si hay que definirlo así. Cada uno se divierte con una cosa. Hay quien prefiere el humor costumbrista de Escenas de Matrimonio o el tono cañí de Los Hombres de Paco o Los Serrano. En cualquier caso, para valorar una serie no es preciso desprestigiar al resto. Pero, sin duda, yo me quedo con esos discretos oficinistas que, durante la cena, consiguen que me sienta bien. Porque, a veces, la tele nos habla de tú a tú...
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